SOBRE LA MARCHA: Se cortó del todo la comunicación

Se cortó del todo la comunicación. Ramón se dejó pegado el auricular en la oreja preocupado, como intentando darse un poco más de tiempo pero la interlocutora en tan solo unas décimas de segundo le dejó con la palabra en la boca. Pensaba que esa petición de no hablar más, no iba del todo en serio y que tal vez las ganas de oír la voz que siempre le había fascinado era suficiente como para que cualquier amenaza, aunque esta fuera velada y circunstancial, no fuera acatada con tanta marcialidad. Aguardó unos instantes estirando el tiempo un poco más, pero enseguida se percató de que ella había colgado el teléfono. Después de un rato colgó el suyo, más bien lo depositó con cierta preocupación dándole vueltas a la cabeza, pidiendo explicaciones a la nada…se obligó a no volver a llamar, no fuera peor el remedio que la enfermedad y él había sido siempre un hombre precavido como para que ahora, a lo largo de su trayectoria, lo fuera a echar todo a perder. Además ella se lo había pedido por favor. No, decidió definitivamente que no merecía la pena arriesgarse. Pensó en preparar sus cosas tranquilamente, aunque le quedaba mucha tarde por delante, podía ser una buena forma de distraerse. El día siguiente, tal y como se lo pusieron sus jefes, iba a ser un tanto complicado. Se metió en la ducha y se quedó un buen rato dejando correr el agua por su cuerpo, agradeciendo ese momento de placer tan efímero pero tan reconfortante sobre todo en los momentos más complicados. Se acordó de cuando en uno de esos viajes de empresa demoledor y titánico, se metió en un hotel con spa que no había tenido ocasión de probar y que le reconfortó de tal manera que hasta que no daba con otro hotel que le ofreciera el spa en la habitación no paraba. Afortunadamente en la actualidad ya no era difícil encontrarlos. Pero en estos momentos él solo, en su casa y el agua templada. Él solo y su cabeza que de tan complicada le parecía a veces que se revelaba y se mostraba con él mismo un tanto crítico, maldiciendo siempre no ser como los demás mortales, con las preocupaciones justas de llegar a fin de mes, cuidar a los chicos, completar el bono polvo mensual con la mujer, algún partido y alguna partida con los amigos de siempre, con unas cuantas cervezas. Y poco más. Solo eso. No más complicaciones de las que te da la vida. Pero no, ahí estaba él para hacer que hubiera, donde a priori no tenía porqué. Y es que estas cosas pasan. Después de la ducha y una vez despejado volvió a tentarle la posibilidad de descolgar el teléfono para marcar los nueve números que le separaban de la voz que quería oír al otro lado. Pero pensó que podría ser contraproducente y que mejor esperar a mejores momentos, quizá mañana o pasado mañana. Quizá cuando ella quiera…mientras tanto espera ansioso su comunicación...

Comentarios