Entradas

Mostrando entradas de abril, 2010

SOBRE LA MARCHA: Por hablar cuando no se debe a quién no se debe

Correspondió a su intensa mirada con una gran sonrisa. Era la primera vez que una mujer le obsequiaba con una enorme gracia llena de pulidos dientes blancos y grandes. Nunca había sido fácil para él el sexo femenino y ahora a punto de cumplir los cuarenta y demasiados, como decía a todo aquél que le preguntaba su edad, sentía dentro de sí como que algo se estaba acabando y su preocupación era, que lo hacía a pasos agigantados. Era el momento de hacer el último esfuerzo para conseguir conquistar a una mujer, para que lo que le quedara de vida la pudiera compartir con alguien, y no como hasta ahora. Durante unos cuantos meses se dedicó a recopilar información, a leer libros de autoayuda y lo que él llamaba libros de experiencias ajenas: tardó en confesarlo y cuando se decidió, lo hizo a quien no debía. Lo de experiencias ajenas no era más que un eufemismo: libros de amor, novelas de amor, cantidad de acepciones para decir lo mismo, eso sí siempre o en su mayoría de grandes autoras. Siem

SOBRE LA MARCHA: Desistiré

Desistiré de aparentar lo que no soy y lo que a la postre nunca he sido, por mucho que me haya esforzado en lo contrario. Desistiré de querer alcanzar lo imposible, de ponerme cotas demasiado altas para no frustrarme permanentemente. Procuraré relajarme y trataré de hacerme la vida más cómoda. Quise tocar lo difícil sin darme cuenta que lo fácil estaba más a mi alcance y que lo disfrutaría más y mejor. O por lo menos más veces. Aunque dicen que conseguir o tan solo tocar lo difícil, es más sublime. Atrapado por la gente de mi alrededor, alentado a veces, denostado otras, me enajené y me dejé seducir por el oropel del éxito posible: ahora sé la imposibilidad del caso. Como también sé muchas más cosas que cuando la sangre fluía de manera alocada por todos lo tubitos venosos del cuerpo y escupía al corazón pelotazos de rica sangre juvenil con mucha adrenalina montada. Ahora sé más…sé más de las personas que solo jalean a los demás para que sean los que den la cara por ellos: La cobardía

SOBRE LA MARCHA: Haz de tu vida un tiempo perdido

Tienes el sillón tronchado del tiempo que pasas en él. Horas y horas sin hacer nada de provecho, solo descansando, y me pregunto de qué estarás cansado. Y como si ya no te quedara nada por hacer, como si ya lo hubieras hecho todo, como si ya hubiera acabado tu vida y estuvieras esperando la muerte, me miras con aire de incomprensión: todo lo que te digo te parece de marciano. Y me tengo que ir ante tu pasividad. No lo entiendes pero me descompongo cuando te veo tirado, con las piernas bien abiertas y el dedo en la nariz o directamente en los mismísimos, sobándotelos bien, entonces me dan ganas de darte un buen ostión pero solamente te hago el comentario jocoso “se te van a quedar como pasas” Claro de la misma manera que me dices cuando te regaño eso de “mira paso de todo lo que me digas” y entonces protesto airada, “que pasas, pero de que puedes pasar tú, de qué puedes pasar”. Y te lo sigo diciendo y te lo repetiré una y mil veces como si fuera un rezo repetitivo, una letanía, aunque