SOBRE LA MARCHA: Ayer soñé contigo…

Te cuento mi sueño si compartes conmigo el tuyo. Sandra arrugó un poco la nariz pensando si realmente merecería la pena entrar en ese juego que Ramón le proponía. Segundos después aceptó siempre y cuando fuera él primero quién contara el suyo. Ramón un tanto aturdido por la rapidez en el consentimiento de Sandra se dispuso a contar cualquier cosa que se le pasara por la cabeza…bueno pues estábamos en el campo tú y yo. Puede que hubiera alguien más pero no estoy seguro. Notaba que no estabas demasiado cómoda a sí que busqué un sitio entre piedras para que pudieras sentarte a gusto. Y allí sentada en esa piedra grande con apariencia de princesa de cuentos empezaste a contarme que te interesaba el mundo de los sonidos, de las palabras. Que te gustaba inventar palabras nuevas. Palabras que sus sonidos parecieran extraños al principio, pero haciéndoles sonar unas cuantas veces como que se asentaban en los oídos y acababan perteneciéndote. Palabras que pronunciadas por primera vez sonaran a nada pero que dichas un centenar de veces se moldearan como si fuera una masa de pan y que adaptadas a una frase tuvieran su sentido. Para eso necesito que cuando yo pronuncie una palabra tú te inventes una frase con la palabra nueva. No es fácil lo que te propongo pero seguramente te divertirá. Sandra miró al cielo, bajó la cabeza al suelo, miró al frente y pronunció uno de sus vocablos sin sentido…La palabra es Ciscolana, sí Ciscolana y empezó a pronunciarla repetidas veces como si hubiera enloquecido. Es verdad que cuando terminó de decirla ya no me era tan ajena y traté de buscarle una frase que encajara en ese galimatías de sonidos. Ahora te toca a ti me dijiste…Si bebes mucha Ciscolana hará que tu riñón funcione mejor. Estupendo asintió Sandra acompañando su alegría con un aplauso. Bien Ramón ahora otra…Pamata…¿Pamata? Pues…no toques la Pamata que es muy delicada y la puedes romper. Magnífico gritó Sandra. Que me puedes decir de Findola. ¿De Findola? Échale un vistazo a la Findola que creo que suena un poco. Porfita…Mañana quiero que me hagas una Porfita. Y ahí prorrumpió en una sonora carcajada y entusiasmada se puso de pie. Lo que empezó siendo un juego se convirtió en algo importante para los dos. Tú inventando las palabras y yo construyendo las frases para que tuvieran sentido. Así durante tanto tiempo que el sueño se hizo largo y los dos reíamos cuando la palabra o la frase lo requería y pensamos en inventar un idioma solo para nosotros…Y ahora tal y como me prometiste te toca a ti…

Comentarios

  1. Mi sueño era de una mujer vestida de blanco, con el pelo rubio y rizado que llevaba de la mano a un niño extremadamente delgado, de pelo negro con una inmensa sonrisa. El niño estaba orgulloso y muy feliz de que su madre le llevara al parque a jugar, pero no sé por qué extraña razón, no quería separarse de ella. Su madre le sonreía dulcemente y le acariciaba su pelo negro cortado a tazón. Entonces la madre le susurro al oído a su hijo que no se olvidara nunca de que ella le quería mucho. Y el niño abrazó a su madre muy fuerte y no quiso volver a soltarla nunca mas.

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