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SOBRE LA MARCHA: Me desorienté

  Se pone a ver la televisión nada más levantarse de la cama y una vez ingerido ávidamente el desayuno. Con gran precisión después de muchos ensayos diarios, deja su cuerpo caer en el sillón, estira las piernas y ahí se queda inmóvil, como aletargado, como tratando de hacer de esa pequeña estancia, de ese pequeño habitáculo, un lugar permanente, casi eterno. No le quedan fuerzas a pesar de haberse levantado descansado. No tiene ni ganas de alargar el brazo para coger el mando a distancia de la televisión. La noche la recuerda mal. Pesadilla tras pesadilla, sin tregua, sin descanso, como si todas las pesadillas del mundo durmiente se hubieran dedicado a aplastar su cerebro descolocando su cuerpo, descoyuntando todas sus ideas. A pesar de todo, se ha levantado descansado. Como si se hubieran puesto de acuerdo todas las pesadillas de todos los seres humanos que aquella misma noche y en ese mismo momento, dormían como él y le hubieran aplastado como si de una apisonadora se tratase. Y tod

SOBRE LA MARCHA: María

Estoy en su pequeño apartamento. Dice un amigo común que lo comparte con una italiana que ha venido, como ella, a ganarse la vida a Londres y a aprender el idioma oficial de este mundo. Pero yo creo que el apartamento no da para dos personas. Haciendo hueco donde no lo hay, o pasando estrecheces, a lo mejor. Nunca se ha visto a la italiana y es sospechoso, porque ni tan siquiera tiene nombre, o por lo menos nunca lo ha querido decir. Además, evita descaradamente hablar de ella, parece que tuvieran un pacto tácito entre María y mi amigo para ocultarla, porque nunca le ha preguntado el nombre ni, que recuerde, tampoco le había sugerido nunca que le hablara de ella. María es ante todo imaginativa y juguetona. Yo la definiría como alocada e infantil, llena de trampas mentirosas que le gusta creerse. Jugar con las mentiras que inventa, así como hacer partícipe a la gente que le rodea, es su diversión.   Es toda una profesional del engaño verbal. En definitiva, no supe si era verdad eso del

SOBRE LA MARCHA: Otra música (Serie metro)

I Entró en el vagón como una exhalación con las puertas entrecerrándose. Era una joven latina en pantalón azul vaquero corto, muy corto, escueto, bien ceñido, casi piel pintada de azul oscuro y una blusa blanca anudada más arriba del ombligo dejando asomar un brillante piercing redondo, grande, de un color dorado, que se lo tabapa casi en su totalidad. Él, latino también, pero del foro, moreno, barbado, de pelo oscuro, estaba ahí sentado como escurrido en el asiento y con cara de cansado. Con traje negro camisa blanca y corbata medio desanudada, por la hora no podía salir más que de su trabajo. Con la cartera del portátil en el suelo agarrando la correa con una mano y encima de ella el móvil y unos cascos grises colgando en sus orejas, como queriendo escuchar pero no escuchando o como no queriendo escuchar pero escuchando. Cascos como pendientes. Sus ojos se quedaron pegados en el cuerpo menudo de la latina, nada más entrar. Otros viajeros miraron la irrupción de la chica y a