SOBRE LA MARCHA: ¡Qué asco!

Se levantó corriendo de la mesa con los ojos llenos de lágrimas y con las manos en la boca. En principio nadie podría asegurar si estaba llorando espontáneamente debido a algún recuerdo que durante los últimos días le hubiera ocurrido no demasiado alegre, porque recuerdos tristes siempre los hay, y los nuevos hay que saber tratarlos con cierta dosis de reflexión antes de tomar decisiones drásticas o simplemente que le había dado o le iba a dar una absceso de tos y con mucha educación se disponía hacerlo en el aseo. No había sido demasiado discreto pero en estas ocasiones poco o nada se puede hacer. Otra persona de los comensales que participaban de la comida, experto en estos temas, se refirió con cierto asco y que a lo que iba tan corriendo era directamente a arrojar el vómito donde tenía que arrojarlo y no en la mesa o en el suelo del comedor cosa que podría haber sido muy desagradable por muchas razones que se dispuso a contar. Eso sí todo el mundo estaba pendiente de lo iba a decir, y es que estas cosas atraen no se sabe muy bien el porqué a las personas: Miren al arrojar el vómito y caer al suelo hubiera hecho un estropicio en los vestidos, pantalones, calcetines, medias, etc... de todos los que tuviera cerca. Y es que cuando no se puede controlar se desboca de tal manera que es incontrolable. Por otra parte si eso hubiera pasado sin tiempo solo para tapar la boca con la palma de la mano esto hubiera tenido un efecto dosificador y de espray haciendo resaltar que pudiera haber ido en cualquier dirección es decir, el producto que saliera entre los dedos índice y el cordial o corazón hubiera ido hacia arriba, excuso decir la de pelos peluqueros que se hubieran manchado. Pero entre el corazón y el anular hubiera ido directo a las caras de todos nosotros. El único menos gravoso digamos hubiera sido el que hubiera escapado entre el anular y el meñique proporcionando al resto de los platos una salsa añadida...y la cara de asco de la gente que inexplicablemente seguía las explicaciones del profesor no numerario sin articular palabra pero sin perderse esa sarta de absurdos capciosos.

Comentarios