SOBRE LA MARCHA: El baile de los abuelos

Francisco, Paco, el abuelo Paco era todo lo bueno que se puede ser en esta vida. Era uno de esos andaluces sabios cuya sabiduría le emanaba de sus vivencias en el campo, de las largas charlas con los paisanos en la taberna jugando dominó. De su vida en soledad hasta que conoció a la Sole y decidieron pasar la vida juntos los dos como dios mandaba, manda y mandará. Y el caso es que cuando le conoció no se fijó mucho en ella, pero en el baile, en el baile fue otra cosa. Fue como un flechazo que se le agarró en todo el centro del pecho y que casi no le dejaba respirar: debió ser el amor que le atrapó como una mala gripe, como le decían los paisanos más cercanos a él golpeándole la espalda como si fueran a darle el pésame, con todos sus síntomas y es que esa gracia al moverse al son de la música, no supo que le produjo pero, le dijo todo y ella le dijo a ese todo, sí…Ya en el final de sus días, sin tener nada que ver con lo que había sido, como parece lo normal, comía más bien poco, tampoco había sido de mucho comer. Con un tazón de sopicaldo y algo, poco, sólido, tenía bastante y no solo era la cena, que siempre se come menos, sino que además en el resto de las comidas hacía lo mismo con las mismas dosis como si se tratase de reminiscencias de la guerra que todavía le pasaba factura, se dosificaba cada gota o cada migaja de alimento, por si acaso la falta de él en cualquier momento, decía entre dientes…luego le entraba el sopor y se iba con sus recuerdos a esa vida paralela que no conocemos demasiado y que seguramente se trate de otro tipo de mundo…
Aquel ramo de flores de varios colores y tamaños no olía nada bien. Despedía un aroma marchito aunque sus flores decían lo contrario, verdes, rojos y amarillos todos muy vivos, chillones como si los hubieran dado una mano de pintura. La pestilencia era tan brutal que nadie en su sano juicio hubiera comprado el ramo ni una de aquellas flores con ese olor a putrefacción oculto por algún sitio. Salvo alguien con pocas ganas de agradar o por dar un mensaje subliminal de mala baba o por carecer absolutamente de pituitaria. Pero mi asombro iba mucho más allá ¿de dónde habrán sacado estos energúmenos ese disparate de ramo? Sería una floristería al aire libre, de otra forma el olor en un centro cerrado delataría mucho. Eran acaso flores venenosas que no hacía falta ingerirlas para morir o en todo caso dejarte herido y fuera de combate durante largo tiempo. Este manojo o ramo de flores hiere tan solo olerlas…Francisco, Paco, el abuelo Paco esbozó una sonrisa cuando fue consciente de que se había dejado llevar por los recuerdos y él que nunca había sido una mala persona sí que recordaba con cierta asiduidad la única fechoría en el que él fue partícipe, no activo, eso siempre trataba de aclararlo por si alguien pudiera pensar lo contrario, junto con los trabajadores del único trabajo por cuenta ajena que a lo largo de su vida tuvo que desarrollar después de la guerra, el ramo de flores horroroso y mal oliente que se le envió a la hija del jefe por su casamiento. Y le llegó…

Comentarios

  1. Pobre mujer, que culpa tiene la hija de tener un padre que es Jefe....eso no lo eliges, te lo imponen. Como me recuerda a PadrePaco..
    Cuca.

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