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Mostrando entradas de 2014

SOBRE LA MARCHA: A lo mejor, la secretaria (Serie Metro)

Coleta arriba: Están de moda. Gafas de ver, grandes, de pasta negra. Falda negra extrema. Piernas cruzadas, sentada recta muy recta bordeando el precipicio hacia el suelo sucio de tanto zapato viajero. Pies embutidos en botas de invierno claras, apoyándose con los dedos y dejando los talones enfundados al aire. Ella seria muy seria. Con los auriculares puestos y de vez en cuando acompañando el ritmo, golpeando el suelo con la bota que le queda. Ahora la alterna con la otra bota golpeando el aire. Muy rítmica: salsa, rock. Parece más bien una chica de bacalao en tiempo de ocio y de boleros en su franja laboral. Se asusta y da un respingo casi imperceptible para cualquiera pero no para mí que la observo desde que entró en el vagón. Eso sí muy discreto y muy correcto. Nada que pudiera alterar en lo más mínimo su intimidad. Se asusta y da un respingo como si en ese momento se diera cuenta de que los melódicos ruidos provienen de sus auriculares pinchados en su móvil. Despreocupada de lo

SOBRE LA MARCHA: El fúlbol

Éramos cuatro en la clase. Diego, Arturo, Sebastián y yo. Éramos cuatro en la clase en ese momento porque casi llegábamos a la cuarentena cuando estábamos todos los alumnos. Pero en esa tarde de jueves estábamos los cuatro compañeros de, castigos permanentes y amigos de trastadas perpetuas. Como es de suponer ninguno tenía muchas ganas de estudiar. Aprendíamos lo justo como para mantenernos, que era poco más o menos la misma situación que le había oído yo a mi madre decir mil veces cuando hablaba de la comida que necesitaba ella para vivir. Aunque, cómo no, era una exagerada para los demás. para ella todos estábamos en el momento de pegar el estirón. Hasta mi padre. Pero él decía riéndose y si se le ponía a tiro con un pellizco en el culo de mi madre, que a su vez le ponía una cara y le daba un manotazo de pocos amigos, que el estirón se lo iba a dar él en la cama. Hacía una pausa, le guiñaba un ojo y terminaba, con una buena siesta. Mi madre le fulminaba con la mirada y nosotros no e

SOBRE LA MARCHA: dormidespierto

Ramón se recostó en el sillón de oreja que heredó de su padre y que a su vez este, lo heredó del suyo. De tan viejo resultaba la mar de cómodo y desde bien pequeño le había dado un uso abusivo importante. Le encantaba quedarse dormido allí. Y en ese mismo lugar había soñado tantas veces, que en algún momento creyó que los sueños iban directamente relacionados con el viejo sillón heredado. Se quedaba entre dormido y despierto, o dormidespierto como alguna vez le había oído decir a su hermana contestando a su madre desde cualquier otro cuarto de la casa cuando preguntaba por él. Él oía entre sueños la conversación a grito pelado entre su madre y su hermana. A su madre llamándole y a su hermana contestando "mama no te molestes que no te va a oír el niño está como siempre, ya sabes, dormidespierto". y oía como se acercaba a él y le daba un manotazo a la vez que le decía anda no te hagas el dormido que sé que estás despierto. Mira como mueves los párpados y mira como apriet

SOBRE LA MARCHA: Llueve

Llueve. Es un día asquerosamente lluvioso. Los cristales de casa lagrimean y no dejan ver con nitidez la calle, por otro lado vacía de personas. Solo coches que dejan el reguero de agua a su paso empapando aceras y a algún despistado viandante. La luz artificial, como si fuera de noche, como si ya hubiera oscurecido por el ciclo natural, se ha hecho dueña del día: Luces de coches, de farolas del ayuntamiento, exceso de luces en los escaparates. Un desastre de día...Me sustraigo de esta realidad que me deprime y me concentro en la lectura de la prensa digital: Dylan Thomas protagonista hoy de la página cultural. Me devuelve como un boomerang al día de hoy, de lluvia, de gris, de Gales. Me he visto allí, en su Gales natal, empapado de agua en cualquier calle perdida sin un alma, todo vacío. Dylan Thomas desaparecido, nadie en esas calles. Todo el mundo desaparecido. y me llega una sensación de angustia. Este día iba a ser un día especial y entiendo que todo lo que se espera con ansia,

SOBRE LA MARCHA: Sin título (Serie metro)

Me dicen que solo me fijo en la imperfección de las cosas o de las personas y a renglón seguido me dicen que si me creo un hombre perfecto. Pero si no es eso. Pero vamos a ver si alguien me lo puede explicar. Cómo se puede ir por la vida así. Un señor tirando a mayor, con las uñas de los pulgares como si fueran alfileres y llenos de mierda. posando sus manos en las barras por donde las puedo poner yo mismo, o cualquiera. Con un aspecto de abandono personal manifiesto y no es porque yo lo diga. Pero curiosamente el resto de las uñas parece que las lleva perfiladas. Bueno perfiladas es una exageración las lleva más cortas. Para qué le servirá llevarlas tan largas. Recuerdo haberlo visto alguna vez en los dedos meñiques de algunas personas, pero de esto hace muchos años, como si en un momento determinado se hubiera puesto de moda, pero nunca lo había visto en los pulgares. Trato de fijarme a ver si por lo menos las lleva limadas o un poco cuidadas, pero claro si las lleva sucias se supo

SOBRE LA MARCHA: Naftalina (Serie metro)

Olía a naftalina. No sabía de dónde venía ese olor tan intenso, pero me sorprendió desagradablemente porque tan solo había recorrido el metro dos estaciones desde que entré en el vagón y me había llamado la atención precisamente lo bien que olía. Y en un momento como si no tuviera derecho a disfrutar de alguna buena sensación me llegó el tufo a naftalina. El verano todavía no se había acabado pese a toda la carga impertinentemente emocional, desconsideradamente emotiva, desproporcionadamente delirante, que los periodistas de los medios audiovisuales, en televisión y en radio, pero más intensamente en este último medio, lanzaban amenazantes. No paraban de indicarnos el comienzo de la nueva temporada para todos ellos. Con un alto grado de excitación supuestamente contagiosa para los oyentes: programas reconducidos, nuevas secciones, cambios de personal, colaboradores nuevos expertos en cualquier tema y temáticas innovadoras. Tratando de hacer más énfasis en los problemas sociales y apar

SOBRE LA MARCHA: MS (Serie metro)

Tenía cara de amargura. Seguro que esa cara no era su cara habitual. No creo que fuera la cara con la que había nacido. Seguro que alguien de su entorno: marido, compañero, pareja, amante, hijos, madre, padre, alguien, le había puesto esa cara antes de salir de su casa, con la que yo la estaba viendo. La cara que acaba de conocer. Su cara era de una profunda tristeza diría que de una amargura cruel. Mirarla, era como ver el desamparo desgarrador en su rostro. Se me ocurre algún abandono en su cara de niña, alguna forma cruel de vivir, tal vez sometida a una continua presión oculta… Demasiado pegado a mí, invadiendo mi espacio vital, donde te empiezas a sentir incómodo, oía una voz que decía “me hacen extraños las tripas” con voz tan audible que los viajeros más cercanos, parecían callar ante esa afirmación tan rotunda y tan extraña. Y como a apartarse por miedo a que esas tripas a las que se refería la buena mujer, fueran a hacer su aparición avisando pero sin ser invitadas. Al obser

SOBRE LA MARCHA: El banco

Hace algo más de un año, recordaba Alex, estaba en este mismo lugar. Después de un rato largo paseando desde casa me encontré con ese lugar. Con frío, con mucho frío. Era un día festivo y no apetecía nada descansar en cualquiera de los bancos del parque, por otra parte tan solitario como ahora mismo. No recordaba estar cansado sino el tener unas ganas locas de buscar un lugar donde poder hacerlo. Hoy sí, hoy solo estoy buscando un banco donde sentarme. Se nota que es la hora de comer porque están todos vacíos así que ahora tengo que elegir entre el sol y la sombra, y miro al cielo para saber dónde está el sol y orientarme hacia donde se va a ir moviendo para que el asiento siga en sombra por lo menos la media hora que le calculo hasta que continúe la ruta que me he marcado para hoy. Miro si está sucio o el limpio, las pintadas de los adolescentes que van a pasar allí largas horas de risas y botellón, de proyectos, de besos imperfectos de novios torpes e inexpertos. De sueños que parec

SOBRE LA MARCHA: Presente de indicativo contra futuro imperfecto (Serie Metro)

           Ahí estaban las dos sentadas. Con la actitud paciente de todos los viajeros que un día tras otro cogen el metro para dirigirse del trabajo a casa y de casa al trabajo, a estas horas, en este Madrid cada vez más difícil de vivir, cada vez más complicado para moverte en los transportes colectivos subrepticiamente mal gestionados. Tal vez preocupados sus laboriosos gestores, en mirar otras cosas, lo de sus cuentas, lo de sus ahorros. Potenciando la desaparición de lo público en favor de lo privado. De sus cosillas digamos: Despedir, contratar empresas de mantenimiento que a su vez subcontratarán, y diluyéndose lo que funcionaba en una apatía, en una herida abierta para que entren los gérmenes. ¿Limpieza? no mucha, ¿Seguridad? mucha, inspecciones al viajero cada vez  más frecuentes para que no se les cuele nadie y sin embargo nadie parece preocuparse de que sus instalaciones funcionen. Y el ejemplo más sufrido es de las escaleras mecánicas que cada vez se averían más a menudo

SOBRE LA MARCHA: En pago de prenda, besé al abuelo

          Tan solo Levanté la vista un momento y vi a ese hombre sentado en la terraza de su casa leyendo un libro apaciblemente. Ella aparece y le besa en los labios. Tal vez un beso más largo de lo habitual en la despedida de me voy a la cama y hasta mañana. Por eso tal vez me quedé observando esa terraza de la casa frente a la mía, en el tercer piso o mejor dicho, en el segundo balcón desde el suelo de la calle. Ella se da la vuelta y desaparece del escenario y él se queda mirándola y pensando que lo que va quedando de su bonito cuerpo es el producto del paso de la vida. Ella todavía se conserva bien, pero él está bastante peor que casi no se puede ni mover. Donde cae se apalanca y no se menea, o lo tiene que pensar mucho, por eso siempre antes de sentarse revisa que no se tenga que volver a levantar en un largo rato. Por lo menos la necesidad de ese momento y bien meado...Piensa que su libido la tiene por los suelos y que necesitaría una buena inyección de hormonas o directamente

SOBRE LA MARCHA: Domingo maldito domingo

                I Los dos, sentados en el muro de piedra con las piernas colgando y alimentando futuras varices. Los dos sentados, sin saber muy bien qué hacer, sin saber cómo pasar esa tarde de domingo tan anodina. Triste preludio de una nueva semana que empieza en ese mismo momento, cuando parece pararse el reloj en la mortecina hora de la nada, porque nada pasa. Tardes de domingo tan semejantes, tan duras, parecen anunciar el comienzo de nuevas tristezas, de cansancios nuevos, de más semanas sin esperanza. O nada de lo dicho, tan solo tristes y largos días acompañando los pardos otoños y grises inviernos con la sola ilusión, con la única ilusión, de ver pasar cuanto antes estas estaciones rotundas y poder ver el sol y sentir su calor. Los dos sentados en el muro de mampostería de piedra. Lorenzo empieza a agitar sus piernas de un lado para el otro y golpea una y otra vez las piernas de Isidro que al principio no se da cuenta de la provocación que le infiere. Pero solo

SOBRE LA MARCHA: En el tren

          Deslizar los dedos y tocar la madera, como si fuera parte de ti. Sentir un miedo infinito a lo desconocido. Sentir los miedos de las personas que tocaron esa misma madera de esa misma manera y a lo mejor a esa misma hora. No sentirse valiente. Sentirse culpable y cobarde. No en ese orden. O tal vez sí. Cobarde y culpable. Desdeñándolo todo, apartándolo de ti, como si ese todo, hubiera tenido la culpa de la nada que te entumeció, te petrificó durante tu corta vida, hasta ahora mismo, hasta este mismo momento que has salido, que has cogido el tren que te llevará a alguna parte, pero lejos de este sitio. Porque nada más importante pasa o nada más ha pasado que el hecho de seguir con vida. Claro, claro, la muerte soluciona problemas pasados, presentes y hasta probables en el futuro. La muerte disfrazada de solución, parece que lo soluciona todo. Pero es cobarde, una solución cobarde. Lo valiente es lo otro, vivir, afrontar, luchar. Y tú, por lo menos, has conseguido algo importa

SOBRE LA MARCHA: El Parque del Retiro

          Las nubes se dejaban ver entre los frondosos árboles del Parque del Retiro. Era muy niño y recuerdo que me dio durante un tiempo, por   caminar pisando con uno de los pies, uno de los bordillos del camino del paseo. Esta manera de caminar me producía una cojera que me recordaba y me transportaba al colegio. Me gustaba hacerme el cojo desde que vi a uno de mis nuevos compañeros que había ingresado a mitad de curso, cojo de polio y como novedad era una atracción de todos nosotros por su manera de andar, de moverse para caminar, para   correr. Le recuerdo muy activo; no se quedaba sentado en los recreos si no que era el primero en perseguir como un poseso la pelota, aunque nunca llegara a tiempo. El primero que levantaba la mano para que le pidieran para un equipo y siempre se quedaba el último estaba claro. Pero no perdía el humor ni las ganas de seguir hasta que en algún momento le eligieran a él y no como el último y por consiguiente como una carga pesada. Nunca consiguió l

SOBRE LA MARCHA: Padrepaco

I La suerte de Padrepaco era tener a Casina como nieta. Y no es que necesariamente tuviera que entrar en discusión con Madrepepa gustándole lo que a ella no le gustaba o queriendo a quién ella no quería. Era solo que tenía un sentimiento tan fuerte hacia esa niña, que era su nieta, a priori tan débil pero que a él le parecía como tan diferente en su forma de ser, tan intensa en su mirada y en su manera de actuar, que le parecía la niña más sería, más inteligente y la más bonita, de cuantos nietos tenía. Perfecta decía él en el paroxismo de una buena jugada de dominó con sus amigos. Entraba en contradicción abiertamente con Madrepepa. Pero a él y a esas alturas ya le daba lo mismo cómo se pusiera Madrepepa con él o lo que le dijera o hiciera. Él confesaba abiertamente y siempre de cara a quien estuviera, su debilidad por Casina y no le importaba decirlo donde fuera en el bar tomándose el café con los amigos y jugando al dominó, o en una reunión familiar si salía el tema. Aún a sa