SOBRE LA MARCHA: Granos

Tener el cuerpo lleno de granos es lo único que le hace a Vicente desesperarse. Dejó de beber, porque se lo recomendaron. Ahora las cervezas sin alcohol, son sus consumiciones diarias. Amén de los descafeinados de sobre en vaso, que son sus últimos recuerdos del café que tanto bebió, que tanto le gustó y que siempre le acompañó en sus largas noches y madrugadas que pasó en vela escribiendo. Ahora el café que para él no es café, se lo toma con reticencia y templado, parece que de ese modo le hace más gracia...Rascarse con desazón le irrita de tal manera el carácter y la piel que sus ojos se llenan de lágrimas. Es en ese momento cuando le afloran los hilos de sangre, cuando siente un placer inexplicable, como llegar hacia donde se desea. Y es que conseguir las cosas no es nada fácil y él lo sabe por propia experiencia. Al picor extremo se reacciona impulsivamente y con cierta agilidad cuando llevas tantos años haciéndolo. Se frota enérgicamente alrededor del grano sin llegar a tocarlo. Pero siempre por mucho cuidado que se tenga, se termina tocando. Ahí empieza el verdadero desastre porque nunca se consigue calmar hasta que se revienta. Es entonces cuando no solo has vencido el picor sino que algunos granos se hacen más fuertes y se vuelven descaradamente grandes y soberbios. Y es que no hay quien pueda con la soberbia de algunos que son molestos como granos. No hay quien pueda con la necedad de los que piensan que a ellos es difícil extirparles. Y otros son tan difíciles que son capaces de procrear. Y que vengan diciendo algunos esas frases que para ellos las quisiera. Me salen granos de satisfacción...ya, pues para ti...

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