SOBRE LA MARCHA: MS (Serie metro)


Tenía cara de amargura. Seguro que esa cara no era su cara habitual. No creo que fuera la cara con la que había nacido. Seguro que alguien de su entorno: marido, compañero, pareja, amante, hijos, madre, padre, alguien, le había puesto esa cara antes de salir de su casa, con la que yo la estaba viendo. La cara que acaba de conocer. Su cara era de una profunda tristeza diría que de una amargura cruel. Mirarla, era como ver el desamparo desgarrador en su rostro. Se me ocurre algún abandono en su cara de niña, alguna forma cruel de vivir, tal vez sometida a una continua presión oculta…Demasiado pegado a mí, invadiendo mi espacio vital, donde te empiezas a sentir incómodo, oía una voz que decía “me hacen extraños las tripas” con voz tan audible que los viajeros más cercanos, parecían callar ante esa afirmación tan rotunda y tan extraña. Y como a apartarse por miedo a que esas tripas a las que se refería la buena mujer, fueran a hacer su aparición avisando pero sin ser invitadas. Al observarla con detalle no se le podían echar más de treinta años. De piel curtida y seca y de ojos profundos, negros, muy negros. La cara contrita le hacía unas arrugas graciosas en su entrecejo, producto sin duda, de lo que ella reclamaba a viva voz y cada vez con más sonoridad y con lágrimas brotando de esos dos pozos tan oscuros y profundos. Siempre me ha producido intranquilidad y tristeza al mismo tiempo el quejido. Mi corazón se conmovía con el lamento de esa mujer que ahora se cruzaba de brazos para aliviar lo que tuviera en aquellas tripas que tantos extraños le hacían. Y los demás miraban sin decir nada y la mujer sufría. Sufría mucho, demasiado, tanto, que me encogía el alma. Se miraban los unos a los otros como si se hubieran descubierto de repente. Como si todos por sorpresa hubieran aparecido los unos junto a los otros en ese vagón de metro, mirando sorprendidos a una mujer de unos treinta años, a punto de lo que fuera...”Se está poniendo mala, esa mujer se está poniendo mala”, siempre hay alguien que reacciona y dice en el momento oportuno lo que todo el mundo piensa y casi se convierte en el protagonista. Desde luego la mujer era una mujer bien parecida y la pobre no paraba de quejarse de algo que nadie lograba entender y por ende sin saber muy bien lo que hacer. Tal vez todos hacían bien en no hacer nada porque nada podían hacer. Y el lamento de la mujer se intensificaba con cada estación y los viajeros cada vez más inquietos. Y empiezan a comentar en voz baja lo que creen que se debe de hacer en estos casos. Una mujer mayor le cede el asiento y parece que se calma un poco. Nadie parece querer apearse del tren como si quisieran saber que va a ocurrir aunque no sepan bien cómo ni cuándo va a acabar o si depende de ellos que acabe cuanto antes, sacándola del tren para que alguien se haga cargo de ella. Nadie grita “no se preocupen soy médico” eso solo pasa en los metros de estados unidos y en las películas claro. Es curioso pero en las estaciones tampoco entra ya nadie. El lamento cada vez es más espaciado, la respiración cada vez más pausada, parece que todo va a acabar y la gente empieza a relajarse y a entender que no ha sido nada. “La pobre mujer parece que estaba indispuesta pero parece que ya se le ha pasado. Qué mal rato hemos pasado todos de verdad menos mal que no ha pasado nada porque si no es que no llego a coger la camioneta” se oye que alguien se lo está explicando a alguien por el móvil. Parece que ahora todos quieren ayudar a la mujer pero la mujer ya no necesita a nadie. La chica de la cara de amargura, de la cara más triste con la que yo me había encontrado nunca, sigue sentada mirando a la nada. De ella nadie se preocupa solo yo, que no la he quitado la vista de encima. Creo que no respira pero ya no se queja y eso tranquiliza al resto.

Comentarios

  1. Casi por tu cumpleaños tu me regalas en vez de ser al revés Me regalas la oportunidad de recrearme una vez mas en un escaparate de vivencias gracias a tu ti. Planteas un escenario vital donde todo es cotidiano : la gente , el tren , la rutina del que viaja , el tiempo acompasado de las eternas estaciones , ......Nadie presta atención a las pequeñas cosas . Esas pequeñas cosas son las " personas " y a menudo , deberían ser mas tomadas en cuenta , mas presentes , dignas de merecer nuestras atención .......

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  2. Pudiera ser tu relato liviano , moderado, sin estridencias en su forma , pero se me antoja crudo , mordaz ,violento en su contenido`por que provocas que cada lector mire en su interior y descubra la crueldad con la que cada día pasamos delante de gente a la ignoramos sencillamente porque no salpique nuestras vidas de alguna incomodidad .Quizás solo querías reflejar una realidad . pero eso es la "realidad " , a menudo cruel.

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