DEL CUADERNO DE NOTAS: Un fino hilo

Últimamente me paso las horas charlando contigo. Últimamente todo parece distinto aunque aparentemente todo siga igual. Junto tus preguntas con mis respuestas y ahora mis preguntas con las tuyas...y juego, juego a cambiarlo todo, a mezclar a variar el orden de las respuestas para comprobar la importancia que tiene cualquiera de ellas. Y pretendo cambiar algunas por mal contestadas o matizarlas. Eso es difícil en una conversación. Hablar es más bonito que escribir por lo que lleva de calor en la comunicación entre humanos, aparte de compartir una cerveza o dos, lo cual está muy bien. Pero yo no me expreso de la misma manera, me encuentro más a gusto escribiendo, necesito pensar las respuestas o meditar un concepto para poder seguir desarrollando el lenguaje. Escribir es otra cosa. Es dejar que te hablen en su lectura en cualquier momento, que acaricien las hojas del libro como si fuera tu propio rostro, que te comprendan, o que no estén en absoluto de acuerdo con lo que has escrito, pero que estén contigo en cualquier momento. Entiendo que se diga que charlar es mejor por la cercanía que te proporciona, tener cerca la cara del otro, por las múltiples variaciones en los gestos, por las posturas y por la necesidad que tenemos de decirle algo a alguien y que ese alguien te escuche, te responda en la inmediatez del tiempo o sencillamente calle mirándote a los ojos. Escribir es hacerlo en silencio, en el silencio de tu cabeza, con discreción, sin grandes alharacas. No se puede compartir las horas de juntar palabras. Solo tú y tus locuras, solo tú y tus pensamientos, tan solo tú con tus problemas y la tinta y el papel para solucionarlo. Sufriendo un adjetivo que le quede elegante a la frase pero sin pasarse de rebuscado. En fin que adjetivar discretamente es tanto como pedirle a una bestia hambrienta que refrene sus impulsos y que no devore, volverle cordero a la imaginación cuando ha sido lo único que ha vivido en la cabeza de cualquiera libremente. Ten un poco de paciencia y alguien de cualquier parte del mundo se asomará a tu ventana y golpeará con los nudillos sigilosamente y te sentirás renovado y querido. El sentirte leído te proporcionará la fuerza necesaria para seguir adelante en la ardua tarea de juntar letras o separarlas. Y entre tú que lees y yo que escribo habrá un fino hilo que nos acercará y nos sentiremos unidos en un enredo de frases que acariciarás con tus ojos y comprenderás y llenarás de adjetivos tu boca para expulsarlos en la próxima charla. Así parece perfecto. Comprendo las ventajas que se obtiene de una buena conversación. Que no se rompa nunca...

Comentarios

  1. la magia en nuestras conversaciones para que sigas saciando mi sed de lectura..Cuca

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