SOBRE LA MARCHA: Sopa de letras

...aunque seas un imposible, acepto el reto que me pones, dijo Ramón con desparpajo a la vez que giraba la cabeza casi con violencia y con el ánimo de esperar la contestación durante el tiempo que fuera necesario. Todo lo que necesito, musitó entre dientes, es confianza en mí mismo como para convencerme y creo que siempre lo he conseguido. Y continuó con su razonamiento: entre todas las letras me quedo con la a y con la b. Y entre a y b me quedo con la y, no, no quería decir eso y esbozó una sonrisa por la gracia que le había hecho el chiste que se había contado y que era tan raro en él. Continuó, una vez que volvió a reponer su compostura entre a y b me quedo con la a, porque es la primera de las letras, aunque como soy tan egoísta me quedo si me dejan, con las dos. Por qué dejar una letra en el plato cuando me las puedo comer todas ellas. Por qué tirar una letra si puedo comérmela también. Miraba el plato de sopa y golpeaba el caldo con la cuchara. Había perdido la única letra b que había visto aparecer en un momento y se puso nervioso. Pero como por arte de magia ya no sabía donde se escondía. Porque comérsela no se la había comido de eso estaba seguro. Miraba el plato de sopa y removía y removía tratando de buscar la letra que le faltaba, pero solo aparecía la letra a como si las demás se hubieran puesto de acuerdo para esconder a la b y a su vez esconderse así mismas. Solo daba la cara la a. Y repitió en voz alta como si se tratase de una oración, aunque seas un imposible te atraparé y te comeré letra b. No consiguió ver la letra b pero de lo que sí estaba seguro es que se la comió como todas las demás porque en el plato no quedaba nada...

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