SOBRE LA MARCHA: Noche mágica
Son las
cinco y media de la madrugada del día de Reyes y no consigo conciliar el sueño.
Algo me lo ha perturbado: un sueño, un mal sueño...Salgo pitando con el coche
hacia un pueblo cercano en busca de mi hija que entre sollozos me llama al móvil
diciéndome que le han robado su coche: las dos de la mañana. En el cuartel de
la policía local nos indican que ha sido retirado por la grúa para dejar paso a
la caravana de Reyes Magos. Que si fue debidamente anunciado con cartelería al
efecto, que si hay que leer los carteles que se ponen. Y que de ahora en adelante
las farolas de ese ayuntamiento no solo sirven para alumbrar sino que hay que
leer los bandos del ayuntamiento y las prohibiciones de la policía local: la
farola del aparcamiento de una estación de autobuses que normalmente se va con
el tiempo suficiente como para leer, charlar y tomarse un café mientras que
llega el autobús...que si queremos retirar el coche hay que abonar la tasa de
retirada de la grúa y la multa correspondiente por la denuncia de la policía.
Total que unos doscientos euros de vellón como regalo de los Reyes Malos. En
fin aguantar estas cosas en un país que se declara aconfesional, cuando se sabe
que los reyes son un engaño, una filfa para los niños, un roto espectacular
para los padres que se ven inmersos en el engaño. No debería de pasar estas
cosas en un país civilizado...Después de mil y unas palabras para tratar de
convencer...nadie es responsable...retiramos el coche abonando la cantidad
solicitada dándole las gracias a la policía por cumplir tan escrupulosamente la
legalidad vigente...esperando que midan por el mismo rasero a todos los
ciudadanos sin excepción y que el cumplimiento de esa obligación, la de
recaudar, no les nuble el proceder por lo que se supone que están y sirven:
ayudar a los ciudadanos arrestando a los malos y protegiendo a los buenos. Qué
decir de ese alcalde que parece ser el culpable de estas y otras cosas en ese
municipio tan bonito que era cuando pequeño y tan mal desarrollado de mayor.
Terminé deseándole lo peor a ese ser que, en contra de lo que se pueda pensar,
no es una mala enfermedad. A esos cabrones los que más les puede joder es que
se arruinen. Me desvelé a las cinco y media de la mañana de Reyes. Todo un
sueño...
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