SOBRE LA MARCHA: Tirano


Escucho con verdadero deleite el concierto para piano y orquesta número cuatro de Beethoven que sale de las manos o de los dedos de Barenboim. Por cierto no tengo ni puta idea de este tipo de música. Por pura curiosidad me meto en internet y leo que su biógrafo un tal Emil Ludwig lo considera “El más perfecto concierto para solo instrumento jamás compuesto”. ¡Será una exageración! y si no, entonces he tenido suerte al encontrarme esto en el buscador. Es realmente bonito (no puedo expresarlo de ninguna otra manera debido a mi falta de conocimientos sobre música, solo digo que me ha gustado). Salgo a la calle para despejarme de este descubrimiento, después de haberme empapado del compositor Alemán tengo el propósito de ahondar en la música clásica y de leer y escuchar todo lo que pueda. En pocas semanas me pondré al día. Soy así, cuando me pongo con algo lo exprimo al máximo. Aprovecharé el tiempo que he perdido hasta ahora debido a mi falta de interés. Lo corregiré porque lo que he escuchado ha merecido mucho la pena y supongo que todo será igual. Me estaré haciendo mayor...

Ojeo una revista que hay en el mostrador de la cafetería donde he parado a tomarme un café con leche. Tienen una música de fondo que no soy capaz de distinguir, pero nada que ver con el concierto perfecto: no todo puede ser igual. Hace un día de invierno a pesar de haber entrado hace muy poco en el otoño. Todo parece una locura: el tiempo que hace, la impaciencia de la gente para que le pongan los primeros el café, y mi descubrimiento. Lo que digo, una puta locura. Me ha gustado  y mucho aunque no tengo manera de compararlo con nada más que con mi  música y aunque todo es música no tienen nada que ver. Por lo poco que he leído no parece que tenga mucho mérito siendo el compositor que es, pero la verdad es que no estoy muy acostumbrado a escuchar música clásica y en cierto modo me está sonando bien aunque mis oídos estén acostumbrados más a la música heavy o al Rock que es lo que me pone las pilas. Pero hoy no es un buen día para mí. Diría que es un día asqueroso y demoledor. Imagino que tendré que ir acostumbrándome cada vez más a estos estados depresivos ya que la vida no me da para mucho más. Se me pasará; a veces siento que la vida es demasiado pesada para llevarla como yo la llevo o para aguantarla como yo la aguanto a pesar de lo que dice mi padre que me tacha de parásito con una sonrisa eso sí. Le debo de tener hasta el culo. Cuando salgo ¿Dónde vas parásito? Y sonríe. O si le pido unos euros para tomarme algo con los colegas ¿Para qué quieres dinero parásito? Y sonríe. O si me pilla en el sofá viendo la tele ¿Te vas a pasar todo el día tirado parásito? Y vuelve a sonreír. A veces pienso que se le ha ido la cabeza o que se acuerda de alguien cuando me llama parásito porque pone cara rara no al decírmelo, pero sí al sonreír. Otras veces me parece la vida maravillosa bueno la verdad es que de lo maravilloso de la vida no soy consciente porque la estoy disfrutando y no soy capaz de valorarla. Me dice la abuela que es una crac que ya tendré tiempo de valorarla cuando llegue a su edad que ahora me tengo que centrar en disfrutarla. Me dice que cuando se pierden las cosas es cuando adquieren un sentido enorme y un enorme valor. Es una tontá, pero cuando se me estropeó el equipo de música y hasta que me pude comprar otro, meses después de ponerme a trabajar y de ahorrar algo para darlo como de entrada para que no me supusiera demasiado dinero al mes, hasta ese momento, no supe lo que era la carencia de mi música en mi habitación. Y mira que echaba pestes del equipo que heredé de mi hermano el mayor y que sonaba muy bien cuando lo perdí y no antes que decía que sonaba a lata y soñaba con el nuevo equipo de mi hermano que se había comprado meses después de ponerse a trabajar en el taller y que deseaba heredarlo cuanto antes…Vaya cómo somos…Tengo que decir que mi padre no me ayudó aunque se lo pedí una y mil veces, pero se hizo fuerte y no conseguí sacarle nada de nada.

Como digo hoy es un mal día. Y mis recuerdos de antes de ayer me remueven como si fuera ahora mismo. No lo puedo soportar. Sigo sin poder soportarlo. No pude soportar ese momento cuando abrí la revista y me encontré a doble página la cara de ella en una, a la izquierda y la cara de él en la otra, a la derecha. Dos putos triunfadores felices enseñando sus dientes perfectos tan blancos y bien perfilados como tan crueles y fríos. Sonrisa forzada, sonrisa heladora, ojos rasgados y tan fríos como el vidrio de sus ojos. Sentí rabia y desesperación, era él el que me había dado tantas horas de placer desesperado, adolescente, tantas horas de charla con el desayuno como excusa. Era él, tan desmesurado en sus expresiones, tan excéntrico, tan atractivo en sus pensamientos, tan intenso y guapo. Era él, el que me había abierto su corazón, su cuerpo y su casa, mejor dicho la de sus padres y que un día cualquiera tan caprichoso como él era, se acabó todo, tal y como había empezado. Como un uso y abuso manifiesto desconsiderado hacia mí. Algo de usar y tirar. Tiránico y desconsiderado.

Me di cuenta que al pasar de página las dos caras quedaban pegadas como en un beso permanente. Abrí y cerré la página para cerciorarme realmente de qué partes del rostro se tocaban. Sus labios se quedaban pegados como en un gran beso eterno. Arranqué la hoja en el que estaba ella...me invadió el pánico cuando empecé a pensar en la de ejemplares que quedaban repartidos por toda España ya que la puta revista era de ámbito nacional. Imposible acceder a todas y cada una, pero sí que tenía el kiosco pegado y a la vista y pude comprobar en una hora cuántas revistas vendían. ¡Qué locura! Menos mal que no parecía tener muy buena acogida...seguí ojeando la revista y mi corazón casi se para cuando al final del artículo, venía una dirección de internet y una coletilla cruel que decía: para una información más extensa diríjase a nuestra página web. No tardé mucho en subir las escaleras de casa y como un poseso encender el ordenador y comprobar el desastre total...pero no había nada más. No debía ser una información relevante...no obstante en internet no hubieran podido plegarse y quedar besados como en la revista y eso me tranquilizó...Se había vuelto hetero o había sido siempre Bisexual y no me lo había dicho o a lo mejor lo había descubierto tarde. En todo caso mi decepción era superior a mis ganas de llamarle y pedirle explicaciones. ¿Pero de qué? Estaba claro que no era nada suyo. Que todos nuestros encuentros, que todos nuestros deseos y sueños habían sido un fraude como tantos otros en la vida. Un buen día después de diez meses decidió acabar nuestra relación. Así sin más, como si esto fuera tan fácil como lo propuso. Como si se hubiera curado de una pesada enfermedad y una vez curado ya no la  recuerdas. No, no fue fácil para mí. Ahora al ver la foto me pregunto si tuvo un ataque de pánico, si tuvo dudas sobre su condición sexual o si alguien le convenció para probar otros mundos misteriosos para él y le dejó enganchado para siempre.

Estoy muy loco, no sé lo que digo. Tal vez el concierto para piano y orquesta número cuatro de Beethoven me equilibre. Tal vez su perfección cure mi imperfección.





Comentarios

  1. Estupendo relato. Somos pensamientos y a menudo conexionados. Nuestras acciones obedecen a estímulos de todo tipo y siempre tenemos que elegir ante los que nos benefician y los que no. Gracias por acercar esos momentos tan íntimos y de reflexión del ser humano. Nadie lo contaría mejor.

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