SOBRE LA MARCHA: Un capricho de la vida
Es un capricho de
la vida decía con un suspiro una. O de la naturaleza respondía otra sin poder
quitar los ojos de la recién nacida. Esta niña tan morena de pelo y tan
blanquita de piel debería ser pelirroja o albina si también tuviera el pelo
blanquito, decía la de mayor edad o la que al menos lo parecía sin que ello
pudiera llegar a ser una grosería ya que la edad de cada cual, habían convenido
entre ellas, era un asunto privado y cada una tenía la edad que quería tener, o
siempre, o en cada momento y dependiendo de quién se atreviera a preguntar y
según conveniencia. Estaban hartas de lo que les imponía el dichoso carnet de
identidad. Tan raro añadía la aparentemente más joven, como ver a una niña muy
rubia con la piel muy morena. Todas las señoras mayores estaban haciendo estos
comentarios asintiendo en cada frase como si de una oración se tratase. Todas
encima de la cuna de Alba con las sonrisas tontas de abuelastras recién
estrenadas y de vez en cuando alguna de ellas más osada le pellizcaba con mucho
cuidado las manitas acompañado de un pero que rica es y ya otra se animaba y
caía otro pellizquito en el pie de la pequeña, si es que tiene los piececitos
perfectos y así sucesivamente pasado por los mofletes, brazos, pasar la mano
por la cabecita, hasta que María decidía que ya eran demasiados los
pellizquitos que había recibido Alba y les decía a sus amigas que ya se hacía
tarde y que las acompañaba a todas a la puerta de la calle invitándolas a que
volvieran cualquier otro día cuando ellas quisieran. Pensó, sin escapársele una
sonrisa de sus labios, acompañarlas si ello era necesario y con tal de que se
fueran, hasta la misma parada del autobús y picarlas los billetes al mismo
tiempo que iba dando los abrigos a una y a cada una de sus amigas y no falló a
la hora de saber quién era de cada cual. Los conocía muy bien de ir todos los
días a tomar el café por la mañana y por la tarde con las misma amigas desde
hacía ni se sabe el tiempo a lo mejor cuarenta y tantos años…bueno demasiado
tiempo como para echar la vista atrás. Solo se acordaba de cuando ella se
incorporó al grupo y con qué amabilidad la recibieron eso no se le iba a
olvidar nunca. Salía de una situación muy desagradable que prefería ni comentar
para empezar hacer su vida y descubrir que había vida más allá de los muros que
ella misma se había con la ayuda de la presión social que había.
-Mira María a mí se me parece bastante a ti, ya camino de autobús
y teniendo la deferencia antes pícara y ahora real de acompañar a sus amigas
como muestra de agradecimiento por su visita y María asentía no sin cierto aire
de satisfacción, para eso era su primera nieta y bien orgullosa que se sentía,
aunque en el fondo sabía que era muy parecida a la familia del marido: la
pobre. Bueno supongo que algo tendrá de mí, los genes son los genes o eso
dicen. Y en ese mismo momento varió el tono y el discurso, y en voz más que audible
para todas ellas dijo. La
música despertará sus sentidos y mi niña será la más guapa del grupo. Mi niña
será la que mejor oído tenga y destacará por ello. Mi niña cantará como los
ángeles en un coro de voces blancas y mi niña será sencillamente mi niña por
siempre jamás. Así se expresó de orgullosa la recién estrenada abuela.
- ¿Y qué me decís de mi niña? Respondió otra
de ellas aceptando el juego de a ver quién la tiene más bonita o más bonito. Y sacó
del bolso una cartera con una ristra de todas las fotos de los suyos. Ella es
la niña de mis ojos. Dijo marcando a buen ritmo con la uña roja en los ojos de
la foto de la niña.
- Pero nada tiene que ver con mi niño me
va usted a perdonar. Dijo una tercera dando un sonoro manotazo a todas aquellas
fotos desplegadas casi tocando el suelo, incorporándose al juego espontáneamente.
Hubo un silencio por la habilidad que había tenido recogiendo, antes de que
cayeran todas debido al golpetazo tan seco y tan desprevenido.
Todas tan cómplices de todas. Se conocían
demasiado y les encantaba llenar de tópicos sus conversaciones casi riéndose de
aquellas personas que creían que solo hablaban de lo mismo una y otra vez. Ese “me
va usted a perdonar” hizo estallar las risas de todas ellas que ya se habían
agrupado para seguir la conversación como si fuera uno de sus juegos
favoritos.
- Yo no tengo nada que perdonar a mi
niña se la van a rifar y el primero tu niño. Ah, pero ya estaré yo al tanto
para que no mire al tonto.
- Oiga señora ¿tonto quién? ¿Mi niño
que va a ser un personaje reconocido mundialmente, a ese niño se refiere usted
llamándole tonto?
- Me va a seguir perdonando, pero hay
muchos tontos reconocidos mundialmente...o mejor dicho, hay muchas personas
reconocidas mundialmente, pero que no dejan de ser son tontos del culo.
- No me mente usted tanto al tonto
que me conozco y menos al del culo. Mire usted buena mujer, todavía no ha
nacido la persona que le llame al culo de mi niño tonto, así que no le permito
que...
- No me permite usted el que...y allí se
acabó el juego porque el autobús apareció y se encargó de borrar las carcajadas
que habían surgido de entre todas ellas, pero con ánimo de continuar la farsa
al día siguiente. El teatro se había perdido unas grandes actrices no cabía
duda...
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