SOBRE LA MARCHA: Cualquiera que sea
Posiblemente pueda parecer, entrando en mi
cuarto donde me pongo a trabajar, que he conseguido acumular todos los aperos
de labranza al uso, para poder escribir sin hacer la más leve protesta ante la
falta de algo más que de las ganas de hacerlo: papel, pluma, flexo al lado
izquierdo de la mesa de madera. Diccionario abierto descuidadamente por alguna
página como si hiciera poco que se acabara de consultar. Libros, recortes de
periódico por doquier subrayados a discreción. Papelera llena de deshechos de
papeles. Arrugadas pelotas de papel tiradas en el suelo tratando de encestar en
la papelera, pero con poco éxito. Papeles, papeles y más papeles todo para
poder tener esa sensación de trabajo tan importante para el escritor como para
su escritura. Sensaciones de antaño con el humo espeso de un cigarrillo mal
apagado en el cenicero matando el resto de olores. O aquel que, por el descuido
de unas excitantes frases hechas sin esfuerzo aparente, se va consumiendo solo
y ese tabaco envuelto en una fina tira de papel queda inalterable en su figura
original como ceniza prensada, como petrificada por el tiempo. Papelera llena
de deshechos de colillas y cenizas como recuerdo de horas de intenso trabajo. Copas
de vino tiznadas de un color cereza intenso, secas, abandonadas en cualquier
hueco entre montón de libros y montón de artículos de periódicos ayudando a
configurar esas imágenes de la mente misteriosa del escritor tratando de deshacer
su inviolabilidad. Y envolver la escritura en papel de regalo bajo el manto de estanterías
llenas de libros. Las paredes libres llenas de fotografías o caricaturas de
escritores. Dando la apariencia de realidad a lo que no lo es. todo confuso,
todo bien distinto. Todo raro.
Estoy metido en mi cama
tratando de poner al día este desastre que tengo. Lleno de olvidos, lleno de un
caos lógico dentro de mi caótica cabeza lógica y lo intento hacer, escribiendo.
Describo cada cosa que veo mal, desordenada o susceptible de poder deshacerme
de esa cosa indeterminada. Todo un flamante acceso a eso que llamo cabeza de
granito. Poco o nada que decir al respecto si no es solo para tratar de
argumentar cualquier cosa, para justificar que lo hago, que trabajo, que le
hecho tiempo. No será por las facilidades que uno tiene para escribir y, aun
así, me cuesta trabajar. Tal vez, y es otra excusa, falta voluntad y eso es lo
que resta credibilidad al trabajo. Pero es verdad eso que dicen los grandes,
que una persona que escribe, es una persona que necesita de vez en cuando
pelearse con las palabras para sacar de sí algo más que incertidumbre, algo más
que alivio, es un desafío y acaba siendo una necesidad, diaria o no pero
necesidad...Es una servidumbre del oficio trabajar cada día para estar en forma
como el atleta, es tan agotador que voy a salir a echarme un cigarrillo y me
llenaré la copa de vino que también se me ha acabado…Esta pelota que estoy
haciendo con esto que escribo seguro que la encesto en la papelera…Pues tampoco…
Qué gusto descubrir un nuevo blog y seguir leyendo acogedores relatos con encanto .
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