SOBRE LA MARCHA: Casi el sueño perfecto

Cruza las piernas una y otra vez con movimientos compulsivos. Se muestra nerviosa aunque seguramente no lo está. Tan solo es una pose. En un primer momento él, que está sentado justo enfrente de ella, mira su movimiento rápido, justo, preciso, casi certero como el de un ave a punto de ejecutar una presa, pero pronto decide seguir con la mirada perdida en los dibujos que desde hace un rato le está regalando el suelo. Otro cambio rápido de piernas como llamando su atención, advirtiéndole, como te despistes te lo pierdes, Que se fije, se tiene que fijar. Así, despacio y cada vez un poco más. Que se concentre para ver en directo lo que tantos y tantos hombres vieron o más bien intuyeron, en el cine y que el moreno de enfrente como siga así se lo va a perder y eso que se lo voy a servir en bandeja de plata, en vivo y en directo. ¡Ah! y sin más aliño que la propia piel tal y como deben hacerse estas cosas…No me cabe duda de que se trata de un imbécil integral, no se entera de nada por más cruces de piernas que hago, cada vez a mayor lentitud, está claro que me he tropezado con el imbécil de la mañana. Ahora parece que trata de fijarse más, Ahora parece que está más concentrado. Se lo voy a subrayar. Si lo llego a saber me lo pinto de fosforito… ¡Ya! ¡Por fin! Acaba de parpadear dos veces. Ha cerrado los ojos fuertemente una vez, seguida de otra más suave y ya no va a ser capaz de quitar la vista de encima. Voy a dejárselo ver unos instantes para que se deleite…y…arriba esa pierna. Ahora parece que el pobre lo debe de estar pasando muy mal. A ver hasta dónde es capaz de llegar. Pero yo me lo estoy pasando en grande para ser tan temprano. Y ahora otra vez…un ratito…y aúpa mi pierna bonita. Está perdido en un mar de dudas. Se desasosiega y mira a los somnolientos que tiene sentados a su lado como para hacerse con algún cómplice, pero a esas horas de la mañana cada cual está tratando de rebuscar entre sus sueños algún significado o simplemente, en esa corta vigilia que existe entre la cama y el trabajo, esforzándose en no olvidarlo. El del moreno de enfrente parece que ha sido un tanto erótico y que con la ayuda del traqueteo del metro aparece para hacer del trayecto al trabajo, la continuación del momento feliz que le ha brindado la noche. Esboza una sonrisa pero sin poder compartirla con nadie. Ya lo ve, todo el mundo está en lo mismo menos la chica que tiene enfrente y que tan solo ha cruzado una mirada con la suya cuando ha levantado la vista del libro que a tenor de su concentración parece tenerla subyugada sin poder pegar ojo. Solo eso.

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