SOBRE LAMARCHA: En Guadix con el tatarabuelo
Enseguida, en cuanto llegó y puso los pies en el suelo de lo que hubiera podido ser su tierra natal y de lo que había sido la tierra de sus antepasados, exhaló un suspiro de alivio como si durante todo el camino desde Madrid hubiera aguantado la respiración. Respiró tres veces tomando fuertes, excesivas, bocanadas de aire lugareño, volvió a exhalar por tres veces y una vez hecha esta operación dio un gran grito de júbilo con los puños apretados mirando al cielo. A muchos paseantes les hizo girar sus cabezas y a los que estaban más cercanos, un respingo de susto. Todo su cuerpo quedó impregnado de ancestros como si hubieran venido a darle la bienvenida y de paso, alguna que otra reprimenda cariñosa por su tardanza en visitarlos. Sintió ganas, una vez que quedó libre de las bolsas de viaje, limpio de sudor con una buena ducha y lleno el buche con las primeras viandas lugareñas en el primer bar que se encontró justo en la misma plaza dónde se hospedaba, de visitar los sitios que había le...