SOBRE LA MARCHA: El disolvente
Acomodándose en su sofá, con la respiración aún descontrolada, el mando de la tele pulsado con el dedo gordo dejando pasar los programas rápidamente, sin pensar en los porrazos que ha tenido que repartir para que se fueran de una puta vez. Para que se disolvieran y dejaran de dar por saco. Nunca había tenido que disolver una manifestación de mujeres ¡joder! pero la técnica había sido la misma. Todo se aplicaba como decía el reglamento con independencia de quién fuera el receptor. Palabra que empleaba con cierta frecuencia porque le hacía cierta gracia por su semejanza a la palabra que utilizaba su abuela cuando se refería a la radio. Igual algún compañero suyo pensó como él, que todo iba a ser de distinta manera. Un poco más chillonas, eso sí, pero con el casco no se oye demasiado los gritos. Por lo demás exactamente igual. En plena contienda a cada golpe deseaba que se fueran a su casa cuanto antes y que dejaran de gritar y de armar la algarabía que tanto le importunaba y que era la ...