SOBRE LA MARCHA: La indecisión
Dejó a Fernando frente a su casa como siempre decía él cuando se refería a la casa de sus padres. Le dejó en la silla de ruedas después de sacarle del coche con mucho esfuerzo porque no cooperaba en nada. Maldita silla compañera de los dos durante estos malditos cinco años. Fernando postrado físicamente para los restos y Sara postrada junto a él acompañándole en su dolor y en su frustración también para los restos. No sabía cuál de las dos cosas podía llegar a ser más insoportable. Se quedó en medio de la calle, con la mirada perdida a lo mejor sin entender muy bien qué hacía allí. Ella, supuso que no se daría cuenta porque había alcanzado una ausencia mental y corporal insoportable, como el que lo adquiere voluntariamente. ¡Con lo que había sido Fernando! Hacía poco menos de dos años que se había abandonado a su suerte, ni sentía ni padecía. Quería sencillamente no estar más. Desaparecer de una vez. Después del maldito ictus, excluyendo momentos de lucidez ...