SOBRE LA MARCHA: La posibilidad de escribir




Estuvo toda la tarde del domingo sin salir para ponerse a escribir...
Sí pues claro que todo está bien. Como no puede ser de otra manera. Es una pregunta muy tonta que todo el mundo hace para que la contestación tampoco sea para pensársela. ¿Todo bien? pues sí todo bien, eso sí, sin detalles. 

No tengo nada en la cabeza. Hoy no tengo nada que ofrecer como no sea algo de cansancio cerebral: decir cansancio intelectual queda pedante, bastante pedante, pero me importa muy poco, cada uno tiene que saber quién es y dónde está y yo francamente no me identifico. Creo que el llamado intelectual, tiene otra medida de cabeza, digamos otro tamaño que recubre una masa encefálica enorme donde caben datos de todo tipo y para cada situación; y sí, para mi exposición, el tamaño importa en este caso y supongo que en otros también. Trato de esforzarme, de forzar la situación poniéndome a escribir y rompiendo o tachando párrafos enteros que pueden ser hasta buenos, pero que ahora no me sirven de nada y los rechazo como nunca he hecho. No quiero almacenar y no es lo que quiero contar así que a la papelera. Pero insisto, no se por dónde voy a tirar o va a tirar esta historia que acabo de empezar como siempre sin un idea clara, sin una meta, sencillamente dejo que vaya caminando sola como si no fuera dueño de nada y solo fuera el instrumento del que se vale la historia para darla a conocer. Espero que llegue a convertirse en algo por lo menos legible o inteligible o entretenido. No hay pretensión porque no puede haberla, para eso como ya he dicho, tiene que haber algo más que el deseo de contar y es el deseo de saber. Acabaré a las tantas para escribir. Supongo que algo saldrá siempre ha sido así. El trabajo saca adelante las historias, pero el escritor lo es aún dormido. Y es que siempre hay ganas de sacar, siempre ronda algo en la cabeza aunque no se escriba durante largo tiempo y se almacena y en un momento muy determinado sale como magia. Y es que el oficio de escribir se aprende y se pule escribiendo y leyendo mucho y leyendo más. Bien es verdad que todo el conocimiento que se aporte es de una ayuda inestimable, pero no es menos verdad que hay mucha gente que sabe mucho, pero que incapaz de expresarlo y otra que sabemos menos, pero que sabemos volar y lo que no sabemos nos lo inventamos como esa prorrogativa que todo escritor tiene y es la licencia de la libertad para escribir, pero no es verdad que sea lo único. Saber expresarse oralmente es tener agilidad mental y es tan complicado como saber sacar una historia de donde no hay más que la nada. Sobre todo hay que echarle un pulso a la desesperación...

Estuvo toda la tarde del domingo sin salir y le habían ofrecido buen plan pero él no quería perder esas ganas de escribir que le habían entrado y que tan pocas veces le visitaba  y era una posibilidad de dedicarse a lo que más le gustaba en el mundo. Se tiró toda la tarde frente al ordenador para escribir unas cuantas frases que no sujetaban ningún argumento solo trataba de definir algo distinto o solo aclarar su cabeza un tanto liosa. Él, que se había hinchado a leer biografías de todos los escritores que caían en sus manos, no descartó la idea de que en su cabeza se guardara alguna similitud  con esa clase de escritores melancólicos, tristes, siempre con ganas de no estar y que sin duda debían de ser de una piel especial. Pero sobre todo los escritores del siglo diecinueve. El romanticismo atormentando esas pobres cabezas que les destruía de tal manera que provocaba quitarse de en medio a las primeras de cambio, como si en ese momento quisieran aplacar su trágico dolor.

Siempre había tenido ideas distintas ante las cosas o por lo menos esa era la sensación que a veces le atormentaba y que la gente de su alrededor que le conocía bien y le quería decía que era un tipo especial, y las que no, añadían lo de tal vez demasiado...Bajó a refrescarse con una cerveza que le estaba apeteciendo antes de volver a  sentarse en el ordenador o tal vez lo dejara para más tarde y puso  en cursiva como siempre lo había leído así.

Empezó mal el día cuando no tardó mucho tiempo desde que se puso a escribir hasta bajar a refrescarse con una cerveza y a picotear algo, porque una debilidad le mantuvo ausente de su escritura durante el tiempo justo como para perder el hilo de la trama. No lo pensó dos veces y dio prioridad a sus tripas y a su sed sin conformarse con una sola cerveza. Cayeron unas cuantas y también cayeron las ganas de subir para seguir trabajando. No así la sed. Buscó la manera de continuar con su delirante parloteo con Paco por ver si eso le despejaba un poco y le ayudaba a encontrar la manera de volver a meterle mano a su historia. Sabía que estaba en cualquier sitio dentro de su cabeza empapada de alcohol y que podría aflorar levantando la botella justo nadando en el surco de la marca de agua, como ya le había pasado en alguna que otra ocasión. Pensaba que las historias no se inventaban o no salían de la nada sino que estaban escondidas y que cada escritor era libre de elegir entre todas ellas. Trabajaba lo que su cuerpo o su mente le permitía y trataba de que una frase enlazara con la otra para poder llegar a encontrar el filón de todas las palabras, de todas las frases que constituían una historia. Sabía que existía todo aquello, pero no era capaz de encontrarlo…Se sentó en una de las mesas del bar para no dar un traspiés que le llevara al suelo y leyó en voz alta un papel que alguien se había dejado olvidado encima de la mesa y que estaba pegado y con la letra corrida del agua. Lo levantó con el cuidado que una persona en ese estado de lucidez alcohólica tiene: casi excesiva. Se ajustó las gafas y trató de leer con una sonrisa en los labios por el esfuerzo en aquella tinta corrida que junto al de sus ojos parecían la perfecta conjunción para ajustar sus pupilas en aquello con una nitidez como hacía tiempo no conseguía...leyó en voz alta y los cuatro parroquianos que había en ese momento dejaron de hablar para atender a lo que estaba leyendo.

"Necesito tu voz cada mañana. Necesito la frescura de tu risa cada día. Y como espera la mañana a que la noche muera, así muero cada noche que te pierdo, que no estás conmigo, que no te tengo. Y abrazo a la nada en tu imagen y desapareces como por ensueño. Tu voz y tu risa alegra y refresca cualquier día caluroso y atempera las noches frías del invierno gris. Esto no puede ser un sueño amada mía que me arranque de ti un maldito despertar...no puedo pensar un día sin ti. No puede pensar una vida sin ti. Todo amor reconoce, todo amor enamora, el amor es locura, el amor lo deja todo para quedarse con todo, es cruel y embriagador, es insensato y severo, es celoso, es generoso, lo abarca todo y no aprieta nada, pero lo ocupa todo. Estoy contigo y sin ti. Quiero besarte fuerte como me besas tú a veces, solo a veces, apretando los labios a los míos, tan fuerte, que hasta el amor se sorprenda con un hilo de sangre. A veces mis ojos no ven con claridad. A veces mis ojos miran con miedo el futuro. A veces te noto rara, como distinta y a veces distante. No hablas, no dices y necesito escucharte, oírte. La inseguridad es locura. El amor ama hasta el fin de los tiempos. Y el tiempo nos ofrece solo tiempo, su bien más preciado, un bien para utilizar. Y su paso nos desconcierta y nos llena de tristeza porque nada cambia por sí solo. Tal vez una ayuda. Tal vez solo un suspiro de semanas en un sueño largo y confortador. Tal vez una pequeña ayuda de la vida capaz de llenar nuestro corazón de alegría y de paz. Pero la diosa del amor está ocupada o tirada en cualquier sitio descansando de tanto amar, tratando de olvidar los amores que podrían haber sido y que nunca fueron. Con la tristeza del saberse perdedor, aunque solo sea en algunas ocasiones...
Sé que no estás, pero estás, como diría la letra de una ranchera que a ti tanto te gustan y cuido de nuestro tesoro. La guerra entre mi familia y la tuya, la maldita guerra que nos asola, que destruye cuanto se cruza en su camino y nosotros abocados a una dura y larga batalla que nos obliga a no flaquear. Maldigo la batalla, la lucha que nos enajena, lo maldigo"...Sergio

Levantó la cabeza y al no oír ningún ruido de nadie, ni una respiración, ni un leve levantamiento de vaso, copa, botella, trago, tos, nada, pensó que se había trasportado a su estudio sin saber cómo lo había hecho. Con las máquinas tragaperras sin actividad como si el bar se hubiera cerrado en el mismo momento en el que se puso a leer...¡Joder Paco! hacía años que no leía algo tan, tan, tan...dame otra cerveza a ver si soy capaz de decir lo que me parece esto. De momento solo se me ocurre decir que pobrecillo el tal Sergio que mal lo estará pasando, pero poca cosa más. ¿Paco te has fijado en los jóvenes que había aquí antes? Paco que desde que se había sentado en la silla su cliente se había quedado mucho más tranquilo al ver que por lo menos si se caía, el golpe no iba a ser inminente y tan rotundo como desde el taburete, se lio con sus cosas de la barra carraspeando como si no hubiera escuchado la carta de amor, ni le hubiera provocado cierta añoranza. Hacía muchos años que ese palo no lo tocaba desde que murió su mujer. Era todo cuerpo y alma para su bar

Tal vez no era lo que estaba buscando. Masculló y trató de decir unas frases en clave romántico, pero  estaba seco de romanticismo si es que alguna vez lo había sido. No era lo que buscaba pero tampoco deseaba, historias de medio pelo: historias de buenos y malos o de macarras y poli o de políticos corruptos o enfermos sexuales en el seno de la iglesia. Pero vamos a él nunca se le hubiera ocurrido emplear ese vocabulario como del siglo diecinueve con una historia de amor. ¡Ni de coña! Tal vez unas cuantas cervezas más le podrían dar la luz de la que carecía en aquél momento. Todo eran encerronas que se hacía a sí mismo para no estar mucho tiempo escribiendo de lo que no le interesaba tan solo para encontrar lo que deseaba. Vio una imagen en el periódico que quedaba en la esquina de la mesa y en el que asomaba la cara de una niña libanesa en un autobús como azulado con más mierda que dios talento y con destino ni se sabía dónde porque no lo ponía y le atrajo. Esos ojos le atrajeron o le llamaron o le suplicaron que no dejara de mirarla, que no se perdiera en la historia romántica que ella también había oído por la proximidad de su foto a la voz que lo leía. Que se centrara en contar su historia, mi historia. Cuéntale a Paco y a los demás lo que estás viendo. Venga haz un esfuerzo. Como hipnotizado por esos ojos volvió a reclamar la atención de los parroquianos que no se habían todavía repuesto de la primera historia…


Y ahora, y tus ojos niña, tan negros, tan asustados. Y tu nariz tan pequeña en tu cara de niña...y tus labios tan sellados como están en la foto, tan callados, como unos labios de niña nunca deben estar. Y el cristal que nos separa me obliga a entornar los ojos para verte mejor. Y el cristal roto y pegado con cinta americana, qué gran paradoja lo americano que destruye y repara, todo se repara con algo americano, esos que todo lo rompen para volver a reconstruirlo ayudando siempre al fuerte sobre el débil porque dura menos la resistencia y es más rápida la reconstrucción. Un pañuelo en el pelo delata lo que espiritualmente eres y aunque occidente lo respeta lo justo, no lo da a conocer y el desconocimiento es la madre de la ignorancia y con ella la beligerancia...Tres falanges asomas y apoyas en el cristal, y el dedo índice está hacia arriba como señalando el número uno. Una cortina de las que ya no se llevan en los autocares de color azul cuelga semi abierta. La lluvia ha salpicado el cristal, pero levemente y ha dejado un rastro de suciedad en el rostro de la niña limpia. Son huellas o heridas del sufrimiento del pueblo que mira a occidente con la cara de petición de ayuda a través de los ojos de la niña. De tus ojos niña.

Otro silencio más espeso. Tanto como su boca. Pensaba que no era nada de lo que estaba buscando. Acaso dudó si había algo para él en alguna parte de su cerebro. Tal vez estaba tratando de buscar pepitas de oro en el río manzanares y tal y como se le vino a la cabeza, con tanto peso, tan duro, tan despiadado, golpeando la mesa aunque salvando la botella que empezó a bailar se levantó trastabillando y subió a su estudio. Cerró con estrépito el ordenador sin salvar lo que había escrito y sin poner su continuaré.

Comentarios

  1. Fascinante. Me ha gustado mucho. Diferentes lenguajes, como si el escritor se desdoblase en diferentes personalidades. Relata la búsqueda de inspiración del protagonista , y que sin embargo, es el escritor el que hace alarde de inteligencia y destreza para contar las dos historias de gran intensidad, una de amor, otra de ella existencia dificil del ser humano. Un juego del creación en el que el escritor se desentiende de sus personajes.

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