DEL CUADERNO DE NOTAS


Aunque pueda parecer increíble, tengo el firme convencimiento de superar el reto perseguido. Un año entero escribiendo lo que sea, manchando folios. Me valdrá con la primera y a lo mejor última frase, aunque solo sea esta lo único que escriba en el día. El ejercicio literario casi será ponerse a la tarea, que es lo que más cuesta y no tanto lo escrito. Me atreveré a decir esto mismo dentro de unos meses o caeré en la desidia. El juego no puede empezar hasta que, por lo menos, se obtengan instrumentos requeridos. Los trastos a los que nos referimos son un papel y una pluma, con las variantes que se quieran a gusto del jugador y a partir de entonces, trazar letras con el orden establecido. Que ese orden conduzca a frases con sentido y ya, por fin, que se relacionen entre ellas. Parece fácil pero es complejo. diría yo que decisivo para el mínimo entendimiento y comprensión lectora. Otro factor no menos importante es el referido al trabajo relacionado con el tiempo. Uno, que es un débil, es capaz de cambiar de la noche a la mañana de asunto sin ningún esfuerzo. Y lo que hoy es bueno mañana por la misma razón, es decir por nada objetivo, deja de serlo y lo que estaba haciendo con mucho convencimiento se convierte en algo que se puede aparcar para mejor momento o para siempre jamás y se dedica a otra cosa que en ese momento le convence más. Pero el gran engaño es que sabe que esto le va a pasar con todo y que seguramente volverá al punto de partida porque es esto, sin duda, lo que verdaderamente le convence. Lo que llena ese pequeño hueco de credibilidad vanidosa que todos tenemos.

1 de diciembre de 2009

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